Viaje a Bornos
Emprendimos el camino a eso de las doce de la mañana. La idea de visitar Bornos fue inspirada por el hecho de la existencia en dicho pueblo de unos castillos medievales que eran apetecibles de ver . El pueblo, en líneas generales está bien comunicado vía carretera. Para llegar se hace mediante la autopista de Jerez y luego cogiendo el desvío en la autovía de Arcos.
El pueblo está a unos 70 kilómetros de mi ciudad por lo que , yendo a una velocidad constante aproximada de 100 kilómetros por hora llegamos aproximadamente en 45 minutos. Después de unos días incesantes de lluvia parece que el tiempo dio una pequeña tregua y la mañana era apacible. Llegando a Bornos es muy destacable las vistas que ofrece el pueblo ya que se encuentra en una pequeña depresión del terreno a la que accedes bajando pequeñas elevaciones. Las vistas del lago de Bornos , ahora repleto por las lluvias, eran espectaculares. Una vez llegamos a Bornos enseguida encontramos señalización del centro del pueblo, bajamos una calle muy pronunciada y encontramos aparcamiento en seguida. Eso fue la primera buena noticia, la abundancia de aparcamiento en la vía pública. Nada más bajarnos del coche nos encontramos con el primer lugareño, que muy al estilo de los pueblos pequeños nos saludó e intentó averiguar qué hacíamos en Bornos y por qué estabamos allí. El hombre nos dió una noticia tanto buena como inesperada : A las 16:30 sale la cabalgata del carnaval. ¿ Carnaval? Sí, carnaval. Después de eso nos pidió un euro con la promesa de que “ por la tarde nos lo devolvería” ( muy bueno, increíble pero cierto ) . Vimos algunas calles cortadas al tráfico y efectívamente esa era la calle principal por donde pasaría la cabalgata ( realmente es la única calle “principal” del pueblo, porque todo lo demás eran las típicas calles de los pueblos pequeños ) . Según vimos en los carteles a modo informativo por los establecimientos la cabalgata se habia desplazado al día 28 de Febrero porque la semana pasada no pudo realizarse por la lluvía. Esto , pienso, que es una consecuencia lógica en los pueblos pequeños. Al carecer de oferta lúdica para sus habitantes el resto del año, las pequeñas fiestas se vuelven en algo importante y fundamental para los lugareños. Eso lo ratifiqué más adelante cuando ví la total implicación del pueblo en el pasacalle que realizó un poco más tarde. Atravesamos en poco tiempo la calle principal ( creo que se llamaba Calle Real ) para llegar a la primera sorpresa agradable para los sentidos , un jardín palaciego. El jardín en cuestión estaba abierto al público y era un espacio verde anexo a un palacio medieval, el de la familia de los Ribera. Supongo que fue una familia importante de la zona, seguramente la beneficiaria de la titularidad de las tierras que conforman el pueblo, concesión dada por algún rey en pos de que sea repoblada. Los jardines eran muy bonitos , aunque las instalaciones no estaban muy cuidadas, bancos con humedades, pórticos con mucha suciedad, etc… lo antiguo no quita lo limpio y si bien creo necesrio conservar las antigüedades tal y como eran , eso no quita que se mantengan bien conservadas y limpias ( fallo y gordo ) . Tras dar varias vueltas por dicho jardín pude descubrir dentro del complejo y en el edificio medieval anexo una oficina de atención al turista que ( vaya suerte ) estaba abierta al público ( su horario , los Domingos , es de 10:00 a 13:30 , es lo ví al salir porque tuvimos a la chavala que nos atendió hasta las 13:45 en su puesto de trabajo, quizá nos odie para toda la vida ) .
Pues bien, la chavala que nos atendió , muy amáblemente por cierto, nos habló un poquito del pueblo, aunque no es una experta en “vender” su pueblo, porque nos dijo que su pueblo de interés turístico tenía solo el jardín que vimos y el palacio en el que estábamos . Quizá tambén destacó una Iglesia, pero no lo hizo con mucho ánimo. Así pues preguntamos también ¿ donde comer? Y realmente me impresionó la sincerdad de la chica diciéndonos que en ese día puede que abusaran un poco , pues era día de fiesta y había más gente en la calle, así que nos recomendó un bar de tapas ( supongo que tendrá un acuerdo con ella, estas cosas suelen pasar ) pero nos dijo que no era muy caro y se comía bastante bien.
Así pues, como el estómago empezaba a arañarnos un poco nos dirigimos a dicho bar de tapas llamado “ EL SITIO DE LA TAPA” ( muy ilustrativo ) y nos sentamos sobre las 14:00 encontrando hueco enseguida ( cosa que hubiea sido imposible media hora más tarde porque se llenó ipso facto ) . Allí pedimos el siguiente menú :
TAPAS
RUTA ( Berenjenas con gambas y salmorejo ) 2’5 e
CHOCOS FRITOS 2’5 e
ALBÓNDIGAS CON QUESO 2’5 e
2 BROCHETAS DE GAMBAS Y BACON 3 e
1 MONTADITO DE CRIOLLO 3 e
PECHUGA DE POLLO A LA BECHAMEL 3 e
COCA COLA 1’5 e
NESTEA 1’5 e
TOTAL 20 euros
No está mal, aunque las tapas no es que fueran excesivamente abundantes , pero tampoco estuvieron mal, sobre todo la tapa de chocos, que más que una tapa parecía media ración. A destacar la RUTA, por su sabor y originalidad. Lo peor, el montadito de criollo, que NO ERA UN MONTADITO DE CRIOLLO sino hamburguesa con salsa casi picante y la brocheta, que no era una brocheta propiamente dicha sino un pinchito simple y llánamente .
Tras comer y no saber qué hacer nos fuimos a un bar a un tomar un café. Cosa curiosa pero al bar que fuimos no había café por lo que tuvimos que ir , callejeando,a una peña flamenca donde nos cobraron lo normal por un café y un té .
Tras esto , como aún era temprano, decidimos ir en busca del lago. Para nada estaba señalizado y es una pena porque es el lugar a donde todo visitante le gustaría ir antes de irse de Bornos. Bajamos por una calle larguísima y llegamos a una zona totalmente rústica ( cabras y animalejos incluídos ), hasta que llegamos a la zona del cementerio y ya no había más camino. Los árboles impiden la vista del lago y tampoco hay claramente delimitado un mirador para poder observarlo detenídamente .
Así pues y viendo que se acercaba la hora de la cabalgata decidimos dar media vuelta y subir la larga cuesta que habíamos bajado ( aproximadamente un kilómetro de cuesta ) . Para mi un pueblo sin cuestas es como un jardín sin flores… todo esto gracias al sistema musulmán de fortificaciones que tuvimos en la edad media donde era super importante establecerse en zonas altas para dificultar invasiones extrañas. Así pues nos colocamos en el sitio estratégico y empezamos ver el pasacalle. A destacar la implicación, como ya dije , de los bornenses en el carnaval de su pueblo. Había más gente disfrazada que vestida normal, todos dando saltitos y en grupos de 8 a 12 personas disfrazados del mismo tema .
Calculo que sobre 700 personas participarían que haciendo la cuenta proporcional con los habitantes del pueblo es muchísimo ( Bornos tiene solo 10.000 habitantes ) . A destacar el alcoholismo imperante en el pasacalle, creo que , exceptuando ciertas macrobotellonas , nunca vi a tanta gente bebiendo al mismo tiempo, al menos en ningún sitio lo he visto siendo una celebración oficial. Allí TODO el mundo bebe en el pasacalle, los participantes llevaban sus carritos , algunos estratégicos y a juego con el tipo del disfraz , y otros de forma más descarada ( simple carro de la compra hasta los topes de botellas de alcohol y hielo ) .
Eso me llamó mucho la atención. Supongo que la fiesta continuaría durante todo el día y la noche porque el pasacalle era realmente corto ( una calle de aproximadamente 400 metros ) y todos llevaban mucha bebida como para solo ese mínimo recorrido. Poco más que destacar del pueblo, solo uno de los integrantes en avanzado estado de embriagadez y disfrazado de operador de cámara dijo como si fuera algo gracioso y sin acritud : Desde mi cámara te veo a ti el colesterol alto y a ti los triglicéridos más bajos . Y no paraba de reírse, quizá tendría su gracia en el argot usado en dicho pueblo, mi novia y yo nos quedamos con cara de circunstancias y fornzando un poco la risa como para que se quitara pronto del medio. Decir que la cabalgata donde iba el humorista de turno era muy graciosa y original , era una representación de Toros para Todos , el programa de Canal Sur televisión.
Así pues nos fuimos con buen sabor de boca de Bornos y aprovechamos la ocasión para visitar un pueblo que está a solo diez kilómetros del mismo, y no es otro que Villamartín .
La verdad es que Villarmartín está horrosamente señalizado. INCLUSO en su entrada principal hay un cruce de caminos que no te señala por donde coger para entrar en el pueblo. Yo fui víctima de ello y me colé en un camino rústico que no daba a ningún lugar . Tras dar varias vueltas encontré el camino de entrada, el centro no está muy bien señalizado y pienso que fue más suerte que otra cosa llegar a la calle principal del pueblo. El aparcamiento mucho peor que en Bornos aunque tuve bastante suerte y tras callejear un poco pude aparcar en una calle anexa a la principal . El cielo amenzaba lluvia pero también se veía que se preparaba un pasacalles de carnaval. Esto volvió a refutar mi teoría de que en los pequeños pueblos se toman muy en serio las fiestas, tanto como para prorrogarlas en otra fecha si no se puede hacer el día oficial. Así pues aparcamos y en seguida fuimos a la calle principal donde había instalada unas carpas. Aquí la imlicación era mucho menor, menos gente disfrazada ( muchos padres que iban con sus hijos pequeños disfrazados y parece más que por obligación que por placer ) . El pasacalles fue mucho más modesto , tanto en participación como en calidad de los disfraces, aquí calculo unas 100 personas. Que si lo pensamos bien tampoco está nada mal teniendo en cuenta el tiempo que amenazaba mucho ( más que horas antes en Bornos) . Así pues nos colocamos en un lugar estratégico y con poca gente , viendo que la lluvia era inminente decidimos ir a buscar nosotros mismos al pasacalle. Antes de ver este pasacalle subimos algunas cuestas en busca de una Iglesia que coronaba el pueblo en su parte más alta. Como era de esperar estaba cerrada, pero nos encontramos con una grata sorpresa subiendo las cuestas. Vimos un coche de la policia local que no era un coche, sino la típica paquetera campera.
Fue sublime. Hicimos varias fotos. También tenía el pueblo una modesta plaza del ayuntamiento donde no había nada que destacar especialmente. Tras ver el pasacalle y estar diluviando nos metimos en un bar a toma café . Por un café, un zumo de melocotón y una torta de chocolate nos cobraron 2’5 euros. Cosa dentro de lo normal y no abusiva. Allí esperamos a que pasara el chaparrón que estaba cayendo ( que incluso hizo que se fuera varias veces la luz ) y emprendimos el camino de vuelta, una vez más, pienso, que tuvimos suerte para abandonar el pueblo y no equivocarnos en la salida. Llegamos a casa con la satifacción de hacer conocido dos nuevos pueblos que se unen a nuestra lista particular de viajes a pueblos pequeños de la provincia de Cádiz .
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