miércoles, 6 de agosto de 2008

Los perros y la guerra

Hola , jugando al juego Roma Total War y viendo como en los ejércitos se usaban perros de guerra, me interesé un poco en el tema y he encontrado un interesante artículo por la red que habla del uso que hicieron los españoles de los perros de guerras en sus batallas en la conquista de Sudamérica.

A disfrutarlo señores y si alguien sabe más, que lo exponga


Los españoles ya habían empleado a los canes en diversos conflictos, y en la toma de Granada, en 1492, las crónicas refieren la brillante actuación de un dogo llamado ¨Mahoma¨. Sin embargo, no fueron los ibéricos los primeros en la utilización de perros para la guerra, pues, desde el pasado numerosos pueblos como los asirios, babilonios, griegos, bárbaros y romanos aprovecharon las virtudes de los canes para el combate.(1)

Los Alanos


Los anales de la conquista nos describen a perros, comúnmente denominados Alanos, originarios de la península ibérica, empleados por los conquistadores para la invasión. Entre los años 1387-1388, en su ¨Libro de la Caza¨, Gastón Phébus nos habla de canes ¨Alanos capaces de cruzar con otras sangres, a los que se les corta las orejas al ras para evitarles heridas en la lucha¨. Estos perros similares al actual Gran Danés procederían de la Rusia Oriental, pertenecientes a las hordas de alanos, un pueblo escita originario de Oriente que bajo la presión de los hunos invadió algunas provincias del Imperio Romano (Corintia) y que después, fusionándose con los pueblos invadidos y con los mismos hunos, llevó esta raza canina por toda Europa, hasta España, país en el cual existen testimonios de su existencia desde tiempos pretéritos. (2)

Similarmente al caso del moloso, calificativo que en la antigüedad abarcó varios tipos de perros con el común denominador de ser empleados para la lucha (en combate contra animales, gladiadores o en la guerra); dentro del Nuevo Mundo, la denominación de Alano se aplicó de manera extensiva a todos los perros utilizados a fin de pelear ferozmente contra los indios. Aunque, en rigor de verdad, también actuaron dogos y lebreles.


El 24 de marzo de 1495 dentro de las Antillas (La Española, actual Santo Domingo), se desarrolló la primera batalla frente a los indios caribes comandados por el cacique Caonabo. El hermano de Cristóbal, Bartolomé Colón, empleó 200 hombres, 20 caballos y 20 perros como fuerzas españolas. Fue el debut de los canes en la Conquista. La intervención de Alanos en combate devino en realidad en ¨Las Indias¨.3

Los Alanos fueron utilizados en las Antillas contra los indios caribes; los sufrieron aztecas e incas en América Central, Colombia, Venezuela, México y Perú. En el norte de Argentina, en Tucumán enfrentaron a los pampas y en Chile a los araucanos, en la guerra de Arauco.

Terror de los nativos

Los relatos de cronistas de la época no escatiman descripciones impresionantes, aquí algunos ejemplos:


- El fraile Bernardino de Sahagún refiere testimonios de indios atacados por ¨perros enormes, con orejas cortadas, ojos de fiera de color amarillo inyectados en sangre, enormes bocas, lenguas colgantes y dientes en forma de cuchillos, salvajes como el demonio y manchados como los jaguares¨.(4) La descripción tiene un inevitable tono de admiración y temor; no olvidemos que en la época precolombina (antes del arribo de los conquistadores) los indios poseían perros de pequeña talla y cuerpo menudo. De esta suerte, los indígenas denominaron a los canes de los españoles ¨una diabólica invención¨.

- En su travesía hacia Tenochitlán, Hernán Cortes avanzaba: ¨primero cuatro jinetes, mirando a todas partes, observando entre las casas. También los perros iban con las narices contra el suelo, siguiendo las huellas y jadeando. Apartado caminaba el portador de la bandera, agitándola en círculos. Y atrás suyo iban hombres armados, luego más jinetes, ballesteros, arcabuceros...¨(5)



- Fray Bartolomé de las Casas afirma que los españoles tenían el hábito de arrojar sus perros en cualquier ocasión, contra los indios. (6)

- En Cartagena ¨...un portugués llamado Roque Martín, ingresaba dentro de las casas de los indios para que los perros los devoraran, éste era su único alimento...¨(7)

- ¨En la Florida, al cacique Ocita, los españoles de Pánfilo de Narvaéz le habían hecho una faena, como para que no lo olvidara nunca: su madre había sido echada a los perros, que la destrozaron y devoraron¨


-¨En la región oriental de Higüey, durante el gobierno de Bobadilla, un español de apellido Salamanca, para divertirse, le había echado a un cacique un perro bravo entrenado para matar indios. Delante de su gente el can destrozó horrorosamente al jefe indio¨.(9)

- En marzo de 1503, Quibio, cacique de Veragua, asaltó el pueblo de los cristianos, en cuyo combate hubo muchos muertos y heridos...fueron los indios castigados con el corte de espadas, y por un perro que los perseguía fieramente, con lo que se pusieron en fuga...(10)

- En otras ocasiones los perros tuvieron destino diferente. Alvar Nuñez Cabeza de Vaca durante el transcurso de su formidable caminata por La Florida da cuenta de un trueque con los indios: ¨como el hambre fuese tanto, nosotros comprámosles dos perros, y a trueco de ello les dimos unas redes y otras cosas, y un cuero que yo me cubría...después que comimos los perros encomendamos a Dios y partimos...¨(11)

- También en Antigua,¨la crueldad de Juan de Ayora, teniente del gobernador Pedrarias, dejaba estupefacto incluso a sus propios hombres, salteaba los poblados de noche y atormentaba a los indios echándole los perros que los descuartizaban¨.(12)

Canes célebres




Algunos perros descollaron de manera tal que pasaron a la historia recordados por su nombre. Becerillo, perteneciente al conquistador y colonizador de Puerto Rico Juan Ponce de León, combatió a los indios caribes, era de color bermellón, de gran talla e inteligencia. Reconocía a los indios dóciles, a los que no dañaba, de los combativos con los que era implacable. Murió víctima de una flecha envenenada. (13)

- ...Al arribo a Antigua, Vasco Nuñez de Balboa fue recibido con todos los honores. Repartió los cien mil castellanos de oro, perlas, cautivos y hembras entre sus hombres: apartó la quinta parte para el rey y destinó más de quinientos castellanos a Leoncillo, perro hijo de Becerillo el del Boriquem, que ganaba más que un arcabucero para su amo Balboa, pero bien lo merecía, según peleaba con los indios¨. Leoncillo combatió en el Darién, al sur del Canal de Panamá, murió envenenado. (14)

-¨Vasco Nuñez de Balboa aperreó al cacique Torecha y a cincuenta putos que halló allí, echaba a todo vicioso a los Alanos, pensando que los justicieros mordían a los pecadores¨. (15)

-¨De estos perros que emplean en los combates se refieren cosas maravillosas: se tiran a los indígenas armados lo mismo que a fugaces ciervos o jabalíes cuando se los azuza. Acaeció a veces no ser necesario usar las espadas, flechas ni otros dardos para derrotar a los enemigos que salían al encuentro, pues en haciéndoles señal y soltando los perros que iban delante del escuadrón, aterrorizados por la torva mirada y los inauditos ladridos de los perros, vacilaban y abandonaban la pelea y las filas, asombrados de la prodigiosa invención¨.(16)

- Amadis combatió en Santa Marta, era muy hábil, se refugiaba para esquivar la lluvia de flechas y luego atacaba ferozmente a los indios.


Hernando de Soto fue propietario de un lebrel llamado Bruto, éste combatió en La Florida, los indios tuvieron que emplear cincuenta flechas para matarlo cuando atravesaba el cauce de un río. (17)

Hasta aquí, sólo algunas muestras para trazar la acción de los perros en un período menor a los cien años. Ya para la etapa de la colonización muchos canes retornaron a la vida salvaje y, en su condición de cimarrones, asolaban por igual a colonos e indios. Otros, fueron adoptados por los indígenas con los cuales lograron una buena asociación. La mayoría formó parte de un proceso, al igual que el humano, de mestización con ejemplares diversos, y para principios del 1700 la denominación de alano –con la connotación más arriba descripta- pertenecía al pasado.

Para terminar, luego de tanta sangre derramada a causa de alanos y españoles: ¨En la lucha por el poder entre el inca Atahualpa y su hermano Huáscar, por orden del primero todas las mujeres e hijos de Huáscar fueron ahorcados en presencia de éste. A las que estaban preñadas, antes de morir, se les abrieron los vientres para que los fetos cayeran al suelo y, una vez caídos, se los ataban a los brazos¨.


Baste esta última referencia, a modo de ejemplo, para tomar distancia de los anacrónicos enfoques que divinizan lo indígena y demonizan lo español, o a la inversa. Pues, como nos demuestra la Historia, el bien y el mal yacen siempre dentro del hombre, en ciertas épocas se despiertan palmariamente.

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