Tagma ton Varangion : Así es como en griego, el idioma más noble de la época, se llamaba a aquellos hombres, soldados escogidos y de élite, que formaban la guardia personal del emperador bizantino.
Hacia el año 980 Constantinopla ya había sido asediada unas seis veces por guerreros bárbaros procedentes del Norte, contra los cuales las fuerzas imperiales ya habían combatido también en tierras búlgaras diez años antes.
Estos guerreros de imponente aspecto (cuyas raíces se hundían en Escandinavia) eran consumados navegantes que habían tenido éxito en establecerse como clase dominante en las tierras de los eslavos, sobre las estepas rusas.
Desde allí habían establecido contactos comerciales con los basileos de Constantinopla y, cuando no se hallaban trocando esclavos por mercancía manufacturada, se la pasaban asolando con sus ligeras naves el litoral del Mar Negro y en especial, el Mar de Mármara.
Así se habían plantado por primera vez frente a las murallas de la gran ciudad del bósforo en el 860 y luego, en 907, 911, 941, 945 y 971 (lo harían por última vez en 1043), aunque siempre sin que la fortuna les acompañase.
En 988, cuando la guerra civil en territorio bizantino estaba llegando a su punto culminante, el por entonces ignoto emperador Basilio II, conocido más tarde como “Bulgaróctonos”, se vio obligado a acudir hacia el Norte en busca de ayuda.
Estaba urgido por sus derrotas y reveses frente a las experimentadas fuerzas de los gobernadores militares del Asia Menor, el duo de los Bardas, fieles representantes de los intereses latifundistas. Sus pedidos de auxilio fueron contestados y aquél mismo año llegaron a Constantinopla unos 6.000 hombres enviados por el príncipe kievino Vladimiro el Grande.
Esta fuerza fue inmediatamente destinada por Basilio como guardia de corps y con tales refuerzos, Basilio consiguió aplastar la revuelta de los terratenientes.
Defensa de la familia imperial.
Labores ceremoniales durante la coronación de emperadores.
Fuerza de policía especializada en la detención y eliminación de conspiradores.
Fuerza de choque en frentes de batalla.
Guarnición eventual de las ciudades cabeceras del Imperio.
Guardia palaciega.
Elementos de diplomacia (para impresionar a delegaciones y embajadas del extranjero).
2. Equipamiento:
Los miembros de la guardia varega portaban en sus inicios una descomunal hacha de doble filo, si bien algunos llegarían a convertirse en eximios espadachines. Además empleaban cota de malla y protecciones de cuero para contrarrestar las estocadas del rival.
No eran jinetes, por lo que sus incursiones en el campo de batalla fueron siempre a pie. Su parentesco con los clásicos vikingos les hacía más soldados de mar que de tierra y su procedencia escandinava había quitado de sus venas cualquier gen que tuviera algo que ver con la equitación.
3. Trasvasamiento de la guardia varega:
La batalla de Hastings, que tuvo lugar en la campiña inglesa en 1066, además de provocar el desplome de la dinastía sajona reinante, hizo caer en desgracia a muchos de los nobles y guerreros que habían peleado al lado del rey Haroldo.
El duque victorioso de Normandía, Guillermo el Conquistador, al retocar el sistema de vasallajes imperante en beneficio de sus normandos provocó un éxodo de guerreros sajones, muchos de los cuales fueron a recalar a Constantinopla. Allí ayudaron al emperador Miguel VII a librarse de los selyúcidas y fueron recompensados con puestos en la guardia varega.
Desde entonces los ingleses empezaron a conformar un elemento importante dentro de la misma. Hacia el 1080 su núcleo principal ya era sajón y bajo el reinado de Miguel VIII Paleólogo, el adjetivo “varega” bien podría haber sido reemplazado por “inglesa”.
Cuando el Imperio estaba en la recta final de su vida, los guerreros de la guardia de corps imperial, ya no varega, se obtenían con la venia del dogo de Venecia, de la isla de Creta, y según parece, estos soldados estaban más acostumbrados al lujo, y su capacidad y sobriedad militar eran escasas, siendo tropas solo aptas para ceremonias, desfiles y paradas militares o similares, ¡pero poco más!.
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